viernes, 27 de febrero de 2009

GUIA MITO " EL MITO DEL LABERINTO" Para EVALUAR del 9 -13 MARZO

ESTA GUIA SERA TAMBIEN CONTENIDO DE ESTUDIO PARA LA PROXIMA EVALUACION . PEGARLA EN EL CUADERNO DE TEORIA: Se revisara en las Clases.

El Mito del Laberinto:
Una metáfora para la complejidad cognitiva.



Todos sabemos como continúa la leyenda y estamos obviamente al tanto de que escapar no era totalmente imposible: el hilo de Ariadna le permitió a Teseo entrar al laberinto y salir de él vivo después de un último y agitado intercambio de opiniones con el Minotauro. De modo que, cuando el rey Minos aclaró cuentas con Dédalo por su trabajo, además de pagarle la cifra acordada, también lo encerró en el laberinto junto con su hijo Icaro (asegurándose de que no tuvieran rollos de hilo antes de entrar). Sin embargo, el ingenioso arquitecto encontró la manera de escapar por arriba, al crear alas hechas de plumas de pájaros y cera tanto para él como para su hijo. Lamentablemente, como todos sabemos, Icaro voló demasiado cerca del sol y la cera de sus alas se derritió haciendo que el pobre niño se desplomara y colocando así a Dédalo como el primer genio en la historia en tener un hijo de inteligencia inferior (a pesar de disfrutar de la ilustre compañía de nadie mas que Apollo, quien también perdió a su hijo Phaeton de una forma parecida como consecuencia de una indisciplina similar).

El Laberinto como Metáfora de Complejidad Cognitiva

El lenguaje simbólico de la leyenda del laberinto trata un tema de particular importancia para nuestros tiempos: la complejidad y la posibilidad de que sea resuelta por la ciencia.

¿Qué es exactamente un laberinto? Los laberintos son el epítome de una complejidad diseñada (y por lo tanto interpretada) tan sofisticada que la percepción general del objeto diseñado queda opacado. El uso de la racionalidad en ellos genera confusión en vez de aclarar y ofrecen una abundancia de posibilidades (e información) tal que efectivamente logran prevenir la decisión. Hoy en día, la conciencia de la complejidad que nos rodea y nuestra habilidad de guardar, consultar y comparar información a través del uso de herramientas tecnológicas le han creado a la ciencia un problema cuya solución podría afectar la dirección del desarrollo científico del futuro por mucho tiempo. ¿Cómo seleccionar y organizar el increíble exceso de información disponible para poder manejar la complejidad del mundo que nos rodea y extraer los elementos beneficiosos para la investigación cognitiva y curso de acción?

SI los mitos reflejan la tendencia psicológica humana de identificar problemas existenciales y darles valor y significado, y la metáfora es la forma más ingeniosa del intelecto humano para explorar e interpretar lo desconocido, la analogía del laberinto podría llevarnos a considerar varios puntos de interés y estimulación. Ciertamente, el mito del laberinto como metáfora del problema de exceso de información y recursos para interpretar esa información esta cargada con muchas implicaciones. De modo que, dejémonos llevar por un momento para entretenernos tratando de identificar algunas de estas implicaciones.
La Prisión de la Mente

La complejidad del diseño y las casi infinitas rutas posibles que pueden ser recorridas en un laberinto llevan a una perdida de la ubicación y a la inhabilidad de tener una idea clara del ambiente que nos rodea. La gran cantidad de elementos y opciones disponibles logran efectivamente incapacitar al prisionero de comprender y por lo tanto actúa como una especia de prisión mental.

Este aspecto del mito puede estar relacionado con varios elementos cardinales de la teoría de sistemas. De acuerdo con el principio de variedad necesaria, el control de una variedad de resultados requiere que la variedad de opciones alternas sean variadamente simétricas. De modo que, para poder superar la complejidad, el número de herramientas conceptuales a utilizar debe ser igual al número de variables involucradas para determinar el evento en consideración. Por otro lado, los organismos vivos (sistemas abiertos) tienen una capacidad limitada de desarrollar y planear acciones. Similarmente, los seres humanos utilizan una racionalidad limitada para analizar los elementos que se deben tomar en cuenta en el proceso de tomar una decisión. Como consecuencia, la mente humana identifica o define una gran cantidad de elementos conceptuales (información o estructuras relativas, por ejemplo, esquemas interpretativos) para ser considerados simultáneamente y por lo tanto necesita incrementar progresivamente su capacidad de procesar, hasta que eventualmente llega a un punto de saturación en el cual el crecimiento cuantitativo estimula un salto en calidad (como nos hace creer Hegel) cuyo efecto es una perdida de la capacidad de resolver la complejidad del sistema - el área establecida de investigación.

También existe el riesgo de que el tratar de incrementar el proceso lleve a otro salto cualitativo el cual hará que el proceso sea irreversible y prevendrá la sobre-simplificación del esquema de referencia hasta el punto que le permita ser superado. Esto puede ser visto ocasionalmente en sistemas mentales que se llevan más allá del límite de la locura. Interpretando la metáfora del mito desde el punto de vista de lo anterior, la idea de que Dédalo haya sido encarcelado en su propio laberinto simboliza nuestra habilidad de crearnos las mas inexorables prisiones a nosotros mismos.

De modo que, nuestro pensamiento se va a los procesadores de computadores. ¿Cómo podemos dejar de verlos como un medio para incrementar la cantidad de información que puede manejar la mente humana? Sin embargo, esta creencia esta plagada de peligros escondidos. En comparación a los procesadores electrónicos, la capacidad de la mente humana de procesar información es minúscula en cuanto a cantidad, pero mucho mayor en cuanto a calidad. Ambas pueden archivar, consultar, comparar, y seleccionar información, pero solo la mente humana –por lo menos hasta ahora - es capaz de relacionar dicha información, evaluarla, interpretarla, y proponer hipótesis y soluciones basadas en ella. La solución de la complejidad no puede ser entendida como solo la capacidad de expandir el uso de procesadores. El problema esta en la estrategia, en los puntos de vista, en las evaluaciones y en las decisiones que solo pueden ser el resultado de la mente humana.

Escapando el Laberinto

Ubicarse dentro del laberinto y escapar del él no es imposible. Es más, la leyenda griega del laberinto ofrece al parecer dos métodos distintos: el de el hilo de Ariana (empírico intuitivo) y el vuelo de Dédalo (pensamiento lateral). Sin embargo, ambos métodos tienen algo en común. Ambos se basan en variables de la estructura conceptual del mapa.

El método de Ariana no es más que una forma elemental y pragmática (similar a la que se encuentra en el cuento de hadas Pulgarcito) de señalar el camino de una manera visible y hacerlo evidente, como si estuviera resaltado gráficamente en un mapa.

El vuelo de Dédalo e Icaro introduce una dimensión vertical (intuición “creativa”) a la complejidad bidimensional del laberinto, una variable nueva sin excesiva complejidad que ofrece una salida fácil, pero que (también) supone una reducción drástica de la complejidad percibida del laberinto a través de una síntesis visual global –casi sistemática- practicada desde arriba (Dédalo podía tener una idea general de la estructura del laberinto y podía moverse en la dirección que quisiera). Una vez más, este es uno de los rasgos más característicos de un mapa.

Un mapa es una interpretación de la realidad que esta conceptualmente simplificada. El mito explica que un prisionero puede escapar la complejidad del laberinto utilizando una herramienta diseñada para simplificar la percepción mental de su estructura.

Hasta cierto punto esto es una consecuencia directa de lo que hemos notado. Un exceso de información o su estructura conceptual previenen la generación de una visualización mental a través de la cual el problema puede ser resuelto. De este modo, la respuesta al problema solo puede ser encontrada a través de la simplificación del modelo mental de referencia. Desde el advenimiento del pensamiento Cartesiano y la ciencia moderna (quizás, a un nivel empírico, desde el principio de la humanidad), la capacidad de la mente humana de dominar la realidad ha estado basada en la simplificación de la realidad percibida a través de modelos mentales que le atribuyen significado y ese significado provee después el criterio necesario para actuar. De modo que, la mente humana crea mapas mentales de la complejidad utilizando símbolos conceptuales para incrementar las formas en las que puede ser simplificado, haciendo uso de la intuición sintética y del análisis racional. La racionalidad humana necesita reducir la complejidad (a falta de mas nada recurriendo a mitos o elementos de fe) para evitar ahogarse en ella.

Sin embargo, mientras más compleja sea la realidad considerada, más sofisticado debe ser el modelo y más exigentes y racionales las estructuras necesarias para mantener un control coherente de las complejidades introducidas. Mientras más complejo sea el esquema mental, más riesgo hay de que surja una nueva situación de desorientación. Y mientras más desorientación, mayor es la necesidad de simplificar. La polémica entre la complejidad y la simplificación ha sido un rasgo constante de la historia del pensamiento y el progreso humano.


Mas allá del Mapa

A pesar de que la complejidad simplificada de un “mapa conceptual” puede ser percibida fácilmente por el cerebro humano, no deja de tener ciertas limitaciones.

Un modelo conceptual ilustra la arquitectura general de un sistema y las conexiones que hay entre sus distintas partes, pero no los detalles de su contenido. Le permite a la mente humana entender cómo y por donde moverse a amplio espectro para poder encontrar (o buscar) algo que sabe (o que razonablemente cree) que va a encontrar. Pero, si queremos indagar en algo cuya existencia no es segura, solo una conciencia analítica y detallada de la realidad en cuestión puede ayudarnos. Un mapa solo puede captar realidades artificiales de acuerdo con un criterio racional y sistemático. Cada entidad esta ordenada de acuerdo con un criterio establecido (como lo están las entidades de complejos arquitectónicos planeados como fabricas, hoteles, y centros comerciales, a veces hasta distritos urbanos enteros o ciudades, así como también construcciones conceptuales más imperceptibles como lo son estructuras de organización y clasificaciones científicas). Sin embargo, comparado a la complejidad al natural, un mapa solo puede dar una representación de las características que han sido elegidas específicamente para ser incluidas. Es un hecho que, si el mapa incluyera todo, seria igual de o inclusive más complejo que la realidad que pretende representar.

Solo una conciencia capilar de la realidad (o el sistema) de referencia permite investigaciones, evaluaciones y acciones efectivas. Solo la experiencia directa de la vida en cualquier ambiente –un bosque o un suburbio de una ciudad- nos permite actuar dentro del él, dejándonos saber a quién o qué nos podemos encontrar o buscar en un lugar o el otro, cómo será esa cosa o persona y cuales son nuestros chances de éxito en su búsqueda.

¿Puede cualquier representación conceptual ofrecer un modelo de referencia para este propósito? Quizás un “modelo inteligente” que resalte selectivamente –a través de diferentes representaciones- la información guardada en un solo ambiente de una manera muy parecida a la de un mapa de territorio que puede ser representado de distintas formas a través de mapas orográficos, hidrográficos, estadísticos, geológicos o demográficos, puede ser la respuesta. La información puede ser accesible en cualquier momento de acuerdo con los deseos del usuario de la misma manera que los textos de una computadora pueden ser accesados con un comando.

La creación de modelos de este tipo requiere de (y confía en) una persona que realice un análisis extremadamente detallado de los distintos ambientes y luego inserte la información al modelo. Sin embargo, sigue dejando el problema más delicado sin resolver: cómo seleccionar y evaluar el exceso de información disponible y generada por el análisis que puede ser utilizada.

En lo que concierne la selección, la cantidad de información disponible hoy en día es tan copiosa que no puede ser utilizada sin ser preseleccionada primero; podríamos pasarnos el resto de nuestras vidas estudiando información acerca de una determinada materia, sin lograr terminar nunca de leerla toda. Lo que es más, el proceso de selección se ve amenazado por un peligro escondido: la selección de los elementos que caracterizan un contexto (y que son utilizados para crear el modelo que luego generara otros conceptos) influye fundamentalmente en las conclusiones a las que se llegaran, las evaluaciones que se harán y por consecuencia las estrategias que se van a tomar. Una metodología que asegure la elección correcta es esencial.

La evaluación, por otro lado, requiere del establecimiento de relaciones y nexos, la formulación de interpretaciones e hipótesis, que son exclusividad del proceso de reflexión de la mente humana. ¿Cómo puede la mente unificar la cantidad de información que se necesita y se pueda necesitar para el éxito del proceso de reflexión?

El exceso de complejidad – y el mito del laberinto – esta constantemente presente como un obstáculo a ser superado.

Conclusión

El mito del laberinto sugiere que aunque el escape de la prisión de la complejidad es posible, el dominio (o uso) de la complejidad de un modo que no aprisione, no lo es. El reto para la ciencia moderna es probar que el mito esta errado.

Para hacer esto, dos problemas fundamentales deben ser afrontados.

El primer problema se refiere a la inhabilidad de la mente humana de orientarse dentro de un exceso de información y complejidad y estructuras de organización. Perderse en la complejidad o sumergirse en miles de detalles hace que la correlación e integración sean imposibles y como consecuencia afecta nuestra capacidad de sintetizar e innovar. Esto puede ser superado a través de la creación de estrategias innovadoras que exploten las posibilidades ofrecidas por los recientes avances de IT.

Obviamente, será necesario desarrollar nuevos esquemas cognitivos que permitan una ampliación de horizontes de la conciencia humana y reduzcan los elementos irrelevantes y que parezcan mutuamente extrínsecos y aun contradictorios dentro de un esquema común. Esto se puede lograr a través del estudio y el análisis de los modelos, constantes, nexos, y relaciones funcionales que caracterizan y regulan la interacción entre las variables de un sistema complejo y que constituyen un fondo de investigación amplio y fascinante. Los resultados de esta investigación (esquemas dinámicos y matemáticos, criterios de medición, etc.) pueden ser utilizados para un nuevo enfoque del análisis de casos de estudios verdaderos y apropiados.

El otro problema, relacionado e igualmente esencial, se refiere a nuestra habilidad de reducir la cantidad de información a ser considerada basándose en su relevancia y confiabilidad.

En este caso nos agobian peligros opuestos: el derrochable y utópico mito de que la conciencia crítica coincide con la revisión exhaustiva de información, y la técnica de manipulación que distorsiona de seleccionar la información de acuerdo con la hipótesis que se persigue. El objetivo de la diseminación de información relevante y verdadera dentro de la comunidad científica así como en el público en general es vital. Necesitamos saber como concebir y desarrollar una selección de investigación válida y criterios de recombination, modelos y formas que lleven a una respuesta satisfactoria en lugar de confusa dentro de la inmensa y creciente cantidad de información disponible y accesible.

Nuestra habilidad de aportar soluciones a estos problemas y la manera en la que serán identificados tendrán un efecto significativo en la forma en la que la ciencia avance al comienzo del tercer milenio.

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El contenido de este artículo fue publicado inicialmente por el autor en Italiano bajo el Titulo: “Il mito del laberinto come metáfora della complexita cognitiva” en SL-Rivista di Organizzazione, 1995/4.

viernes, 20 de febrero de 2009

EL HECHO RELIGIOSO GUIA DE ESTUDIO PARA EVALUACION ESCRITA SEMANA 6-13 MARZO.

1. Un hecho universal
Que la religión sea un hecho es una afirmación elemental, innegable. En cualquier ciudad que uno visite se encuentra con múltiples datos de ese hecho. Lo más visible será la arquitectura: catedrales, sinagogas, mezquitas... Pero a poco que uno se interese por las artes, la encuentra también presente en todas ellas: cuadros de pintores famosos, composiciones musicales, escultura, literatura... Y luego, en la vida cotidiana: saludos, refranes, fiestas, el mismo nombre de ciudades y calles...
Es, además, un hecho de siempre. Es lo que dicen los historiadores y los antropólogos quienes ya en la prehistoria encuentran sepulturas, monumentos megalíticos, pinturas rupestres, ofrendas y sacrificios, danzas sagradas, ritos funerarios... Más tarde el culto a los astros y a los dioses de la tierra. Las más cercanas a nosotros son las religiones del mundo griego y romano, que conocemos a través de sus mitologías. Y también los dioses de las culturas precolombinas.

2. Los grandes interrogantes del ser humano
Como ser pensante y consciente la persona ha tratado de buscar y entender el significado profundo de la vida, ya que espera satisfacer su deseo de plenitud, y alcanzar la auténtica felicidad. En esa búsqueda se plantea una serie de interrogantes:
¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué existe el dolor, la enfermedad, la muerte? ¿Por qué no hay nada que nos llene del todo?
¿Por qué sufrimos? ¿Por qué y para qué trabajar, la familia, el amor, el mal...?O, ¿para qué vivimos, qué hacemos aquí, qué pasa después de la muerte?...
Son preguntas que en unos momentos o en otros todos nos hacemos, sobre todo en situaciones extremas de soledad, fracaso, situaciones límite como la muerte de un familiar o un amigo, un accidente grave, una enfermedad incomprensible...

Las respuestas que se ha dado a esos interrogantes han sido varias. He aquí alguna de ellas: - Existen quienes ante la dificultad que suponen estos interrogantes, no se los plantean, no se hacen preguntas. Viven ocupados y preocupados por la vida de cada día. No quieren saber más que el “carpe diem”. Es la respuesta del indiferente y despreocupado. - Otros encuentran la respuesta en un Ser Superior o Dios. Reconociéndole, aceptándole, viviendo conforme a su voluntad encuentran el sentido de su existencia y, por tanto, el camino de la felicidad. Es la respuesta religiosa. . -Y hay también; quienes buscan la respuesta a estos interrogantes al margen de Dios, porque están convencidos de que la persona humana no puede afirmar ni negar de Él. Es la respuesta agnóstica.

Ante estos interrogantes, entre los jóvenes suelen darse dos actitudes:- Evadirse: es la actitud del no querer enfrentarse, y en este sentido, es una actitud cobarde. Quien se evade no crece como persona y poco a poco se convierte en marioneta que otros mueven a su antojo y según sus intereses.

Hay unos caminos que facilitan la evasión: el dejarse llevar por lo que dice y hace “todo el mundo”, las drogas y el alcohol, la superficialidad, el pasotismo, la irresponsabilidad, la bulla... - Buscar: es la actitud del que no se conforma con seguir la corriente, del responsable, del que quiere crecer como persona. Hay también unas ayudas que facilitan esa actitud: el silencio, la reflexión, la revisión del día, música y lectura apropiadas para crear un clima de interiorización, las buenas compañías...
Pero ¿qué es la religión? Hablar hoy de temática religiosa, manifestarse uno creyente parece un anacronismo, es decir, algo propio de otro tiempo, fuera de nuestra época. Pero no debemos precipitarnos: una atenta observación de nuestro entorno social nos invita plantearnos preguntas: ¿Vivimos un tiempo de increencia o un tiempo de credulidades?

Estudios recientes y especialistas en la materia nos dicen que hay un auténtico “boom” del esoterismo y de las ciencias ocultas. En Europa y en Estados Unidos los astrólogos registrados oficialmente, hace ya algunos años, eran tres veces más numerosos que todos los físicos y químicos juntos. Hay que mencionar, además, el comercio de amuletos y “buenas venturas”, la proliferación de librerías con obras más o menos basadas en formas de espiritualidad orientales, libros que exponen filosofías de vida teñidas de un tipo espiritualidad laica o sincrética, la “new age”...
La realidad de nuestro entorno social nos dice, pues, que a pesar de que algunos se manifiestan increyentes vivimos un tiempo de credulidades. ”... Ciertamente la postmodernidad no pone reparos en creer lo increíble. Ya escribió con buen tino Chesterthon: “Desde que los hombres han dejado de creer en Dios, no es que no creen en nada. Ahora creen en todo”. ¿Es religiosa la persona del siglo XXI? Si por religioso entendemos el hecho; de interesarse por los enigmas fundamentales de la vida hay que decir que empezamos un siglo religioso. Si por religioso entendemos una referencia a un Ser Superior que; trasciende este nuestro mundo y nuestra existencia, que supone el reconocimiento explícito de Dios, y que exige una vida conforme a una moral determinada..., entonces ya no serían tantas. Pero ¿qué es eso que llamamos religión? La religión es el reconocimiento por la persona de un Ser Superior, más allá de nuestra experiencia, que, al estar en relación con nosotros, da sentido a nuestra existencia humana y a toda la realidad que nos rodea. . - Dar sentido: la palabra sentido equivale a “significado”, “dirección”. Las religiones, todas y cada una, han pretendido dar respuesta a las últimas preguntas, a los grandes interrogantes que preocupan a la persona. Significa, sobre todo, responder a estas dos preguntas: ¿por qué?, ¿para qué?
- Dar sentido a la propia existencia: la persona se pregunta por las experiencias que le suceden en su vida: la enfermedad, el amor, la felicidad, el dolor, la muerte. Y en ese Ser Superior encuentra la respuesta sobre el sentido de sus experiencias positivas y negativas. Aunque no halla la solución clara o total, encuentra al menos la dirección hacia dónde apuntan esas experiencias.
- Dar sentido a toda la realidad: La persona se ve rodeada de un mundo que le plantea también preguntas y, por tanto, necesita respuestas. Respuestas que den sentido a todo, que sean capaces de “encajar” todas y cada una de esas realidades que llamamos “mundo, y todas nuestras experiencias en él. Es lo que llamamos una “cosmovisión”. Es decir, el sentido que tiene el mundo como totalidad, y cada realidad en particular. Las religiones pretenden dar razón del mundo como tal: su origen, su destino final, su organización. Y después, dar razón de cada parte del mundo en relación con el todo: sus problemas, sus dolores, su origen, su destino final...

4. Elementos que configuran la auténtica experiencia religiosa
Prescindiendo de nuestra pertenencia o no a una determinada religión y renunciando a toda actitud valorativa o crítica, en toda experiencia religiosa encontramos el ámbito de lo sagrado, el Misterio y las hierofanías. Lo primero que salta a la vista del observador de la experiencia religiosa son “dos espacios vitales” en los que la persona religiosa se mueve de manera diferente: por una parte está el mundo de la vida ordinaria; y por otra el mundo de ”lo sagrado”, un mundo que no es distinto del mundo profano, sino que es la misma realidad natural percibida y vivida desde una nueva perspectiva. El ámbito de lo sagrado hace referencia al Misterio, Algo o alguien que se hace presente en la experiencia religiosa. Lo sagrado es el ámbito de la experiencia religiosa.


En toda experiencia religiosa existen dos polos: el Ser Superior, Dios –realidad invisible- y el ser humano. Entre uno y otro hay una distancia insalvable que, en parte, es suplida por las mediaciones. Mediante ellas, Dios se manifiesta en la vida de las personas, y éstas se relacionan con Él. El Misterio, Ser Supremo, Dios, se da a conocer en la historia y en la vida de las personas de muchas maneras.
Las mediaciones del Misterio
¿Cómo puede hacer presente el Misterio en la historia concreta de la persona? Sólo a través de las “mediaciones”. Las mediaciones son aquellas realidades materiales que transparentan la realidad invisible del Misterio. Estas mediaciones se llaman “hierofanías”, término griego que significa manifestaciones de lo sagrado, que cumplen la misión de hacer presente la realidad última o Misterio. Pero las hierofanías no sustituyen al Misterio. Caeríamos en la idolatría si las identificáramos. Un texto de la Biblia ayudará a comprenderlo mejor:

Jacob se quedó allí a pasar la noche. Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó en aquel lugar.
Tuvo un sueño. Una rampa, plantada en tierra, tocaba en el extremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: -Yo soy el Señor, Dios de Abrahán tu padre y Dios de Isaac. La tierra en que yaces te la daré a ti y a tu descendencia...»
Despertó Jacob del sueño y dijo: -«Realmente está el Señor en este lugar y yo no lo sabía». Y añadió aterrorizado: -«¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que casa de Dios y Puerta del Cielo.»
Jacob se levantó de mañana, tomo la piedra que había servido de almohada, la colocó a modo de estela y derramó aceite en la punta. Y llamó al lugar Casa de Dios” (Gén. 28, 11-13. 16-19)

Los dos polos son Dios y Jacob; la hierofanía o la manifestación de Dios es el sueño de Jacob. Jacob lo convierte en lugar sagrado, separado de lo profano, porque allí se había comunicado con Dios.
* Debes prestar atención a las hierofanías, a las manifestaciones de Dios en tu vida que pueden darse en torno a la naturaleza, a los acontecimientos de la vida, en las huellas de bien vivir y bien hacer que algunas personas nos van dejando...
5. La actitud religiosa y sus expresiones
La actitud religiosa nace del encuentro, reconocimiento y acogida del Misterio a través de las diversas mediaciones, y sus expresiones abarcan todos los ámbitos de la existencia humana. Podemos agrupar esas expresiones de la siguiente manera:
Expresiones racionales. Son las manifestaciones de la actitud religiosa que elabora la razón humana: mitos, narraciones, profesiones de fe, escritos. A nuestra mentalidad occidental lógica y racionalista puede parecerle infantil la utilización de mitos y relatos. Sin embargo, el mito ha sido vehículo de transmisión de saberes. Y es que algunos toman los mitos como expresión científica, lo que ha producido malentendidos y ha hecho que muchos los consideren cuentos de niños sin ningún valor. Expresiones rituales o de culto. La persona es un ser simbólico y, como tal, necesita expresar sus sentimientos y creencias a través de símbolos. El saludo, el brindis, el aplauso... son expresiones rituales de nuestra vida diaria que se realizan mediante ritos: apretón de manos, abrazo, levantar y chocar las copas... Las religiones han encontrado también sus propios ritos, la mayor parte de ellos se bastan en gestos universales. En los ritos tiene gran importancia la palabra.
Expresiones éticas. En la auténtica actitud religiosa hay una estrecha relación entre los actos cultuales y los compromisos éticos. Todos los líderes religiosos destacan esta unión entre culto y vida moral. La explicación está en que la actitud religiosa auténtica abarca toda la existencia humana, y , por tanto, no se puede vivir religiosamente unos aspectos de la vida mientras se vive irreligiosamente en otros.
Expresiones institucionales. Como la persona es un ser sociable, la experiencia religiosa auténtica se vive y expresa en relación y en comunión con otros creyentes. Pero la experiencia religiosa no es una cuestión que afecta únicamente al ámbito privado de la persona humana. Es también una realidad visible e histórica que afecta al ámbito de la cultura y de la sociedad. Por eso se da la institucionalización de la experiencia religiosa encuadrándola en una organización que marca pautas a las creencias, ritos, costumbres y conductas.

6. Expresiones pseudoreligiosas:
Son formas simples de increencia que desfiguran y falsean una auténtica actitud creyente:
A. La idolatría.
Es una tentación constante en la persona sustituir al Ser Supremo, Dios, de muchas religiones por una realidad natural, un ídolo que ocupa el centro de su corazón y en torno al cual organiza su vida.

B. La magia.
La actitud religiosa queda también pervertida cuando la persona trata de hacer reaccionar las fuerzas divinas por medio de determinados actos. Entonces la relación personal con lo Sagrado desaparece y el culto se convierte en la realización mecánica de un rito.
C. La superstición. La persona cae en la superstición cuando sustituye la confianza religiosa por el afán de utilizar y poner de su lado el poder del Ser Supremo.
7. Algunos retos actuales en nuestro entorno
Todos nos damos cuenta de que ha cambiado el clima religioso de la sociedad actual. Ya no es natural ni frecuente manifestarse uno creyente. Un tono de increencia y desinterés por lo religioso parece envolverlo todo. En otros tiempos se creía y vivía en un clima religioso. Hoy no sucede así. ¿Qué debemos hacer? Empecemos por hacer un breve reflexión sobre la secularización, el secularismo, y la increencia.
A. La secularización. Cuando se habla hoy de religión en nuestro entorno, aparece la palabra secularización. Para unos es una desgracia, o una peste que nos ha venido no se sabe de dónde. Para otros no es tan mala, aunque encierra peligros. Significa la autonomía del “mundo”, de lo secular, es decir, de la economía, de la política, la ciencia, las artes... frente a la religión. Entre los aspectos positivos, la secularización nos exige el paso de una fe basada en la costumbre y el ambiente a una fe vivida como opción personal libre y consciente. Pero tiene también efectos negativos: el más grave el secularismo.
B. El secularismo. Es el riesgo y el efecto más negativo de la secularización. El secularismo es la visión del mundo y de la persona en la que desaparece el sentido religioso y la apertura al Misterio. Todo parece explicarse y poder hacerse sin Dios. Incluso parece que la ciencia y la técnica resultan más eficaces que la religión. Por ese camino llega a concluir que no hay más realidad que la que vemos, por tanto lo sobrenatural no existe, ni Dios tampoco. Un final, pues, absolutamente negativo.
C. La increencia. Son varios los tipos de increencia. Quizá la más extendida se manifiesta en forma de indiferencia. Al clima de increencia que respiramos en nuestra sociedad podemos llegar por diferentes caminos. En otro tiempo muchos se manifestaban “creyentes” porque el ambiente social así lo exigía. Hoy se sienten “increyentes” porque ese es el clima que respiran. Contagiados por el ambiente general su religiosidad se ha ido apagando. Poco a poco se han ido desprendiendo de la religión más por comodidad y seguir la corriente, que por razones personales convincentes. Todo empieza de manera casi imperceptible con la falta de cultivo de la experiencia religiosa, y el crecimiento de la pereza, de la superficialidad, hasta llegar a la indiferencia, algo así como una enfermedad cuya sintomatología es apenas perceptible pero sigue un proceso lento y constante hasta hacerse irreversible.
¿Cómo no sucumbir ante este panorama?
Primero reaccionar ante la situación de indiferencia aceptando aquellos valores auténticamente humanos que están presentes en la cultura contemporánea, pero rechazando todo aquello que suponga una mutilación de la persona en todas sus dimensiones, también la apertura a la trascendencia.
Y luego personalizar la propia fe, uniendo la experiencia religiosa con la instrucción que permita convicciones sólidas. No se puede vivir hoy con una “religiosidad de aldea”, quizá válida para tiempos ya pasados.
Finalmente cultivar la fe y llevarla a la vida porque, como ocurre con cualquier ser vivo que no se cuida, la fe que no se cuida y practica va muriendo lentamente hasta que extingue.

martes, 17 de febrero de 2009

VIDEOS APARICIONES Y FENOMENOS PARANORMALES.

POR FAVOR OBSERVAR ESTOS VIDEOS. HACER LOS COMENTARIOS DE CADA UNO EN LA CLASE. SERA ACTIVIDAD PARA REVISAR.
http://www.youtube.com/watch?v=354fP4nzAEU&hl=es Apariciones de la virgen
http://www.youtube.com/watch?v=-PHqCm0wNi4&hl=es FENOMENOS PARANORMALES

http://www.youtube.com/watch?v=1M5XPmpl1uU&hl=es VIDEO ESPIRITUS Y APARICIONES

viernes, 6 de febrero de 2009

GUIA DE ESTUDIO _ IDRISCA


Estimados estudiantes con la lectura que esta a continuación usted presentará un trabajo escrito personal, donde pondrá en práctica la técnica IDRISCA; TÉCNICA DE LECTURA: Una propuesta para leer "A puro pulso" en todos los espacios académicos.

La técnica lectora, para que Usted la aplique es así:

1er. Momento:
Lectura silenciosa indivi­dual.
2do. Momento:
Lectura de análisis indivi­dual; el estudiante debe escribir; así:
• Identificar palabras claves: estas se encuentran varias ve­ces en el párrafo o tiene rela­ción con el tema.
• Definir palabras claves: el estudiante da el significado a la palabra y luego la consulta en el diccionario
• Relacionar pala­bras claves: con las palabras y defini­ciones dadas el estudiante está en capacidad de escri­bir un texto.
• Ideograma: realiza un dibujo, mapa conceptual, u otra técnica, con la lec­tura.
• Síntesis: realiza el resumen del capí­tulo.
• Conclusiones: a que llega con la lectura.
• Aporte personal: qué le deja para su vida lo leído.

3er. Momento:
Lectura de socialización de los escritos. (Se escogerán los mejores trabajos)

4to. Momento:
Lectura evaluación. El docente evaluará el proceso que usted respeto y por eso debe ser muy claro en su exposición; este trabajo hará parte del primer logro para el bimestre.
Presentarlo en hoja carta con portada, en letra arial 12. El profesor indicara en la clase la fecha de entrega del trabajo.” Es individual”. “ si se detecta plagio se anulara “.

LECTURA: MITOS DEL HOMBRE MODERNO
Como hemos dicho, el hombre arreligioso en estado puro es un fenómeno más bien raro, incluso en la más desacraliza-da de las sociedades modernas. La mayoría de los hombres «sin-religión» se siguen comportando religiosamente, sin sa­berlo. No sólo se trata de la masa de «supersticiones» o de «tabús» del hombre moderno, que en su totalidad tienen una estructura o un origen mágico-religioso. Hay más: el hombre moderno que se siente y pretende ser arreligioso dispone aún de toda una mitología camuflada y de numerosos ritualismos degradados. Como hemos mencionado, los regocijos que acompañan al año nuevo o a la instalación en una nueva casa presentan, en forma laica, la estructura de un ritual de renova­ción. Se descubre el mismo fenómeno en el caso de las fiestas y alborozos que acompañan al matrimonio o al nacimiento de un niño, a la obtención de un nuevo empleo, de una promo­ción social, etc.
Se podría escribir todo un libro sobre los mitos del hombre moderno, sobre las mitologías camufladas en los espectáculos de que gusta, en los libros que lee. El cine, esa «fábrica de sueños», vuelve a tomar y utilizar innumerables motivos míti­cos: la lucha entre el héroe y el monstruo, los combates y las pruebas iniciáticas, las figuras y las imágenes ejemplares (la «joven», el «héroe», el paisaje paradisíaco, el «infierno», etc.). Incluso la lectura comporta una función mitológica: no sólo porque reemplaza el relato de mitos en las sociedades arcaicas y la literatura oral, todavía con vida en las comunidades rura­les de Europa, sino especialmente porque la lectura procura al hombre moderno una «salida del tiempo» comparable a la efectuada por los mitos. Bien se «mate» el tiempo con una no­vela policíaca, o bien se penetre en un universo temporal ex­traño, el representado por cualquier novela, la lectura proyec­ta al hombre moderno fuera de su duración personal y le inte­gra en otros ritmos, le hace vivir en otra «historia».
La gran mayoría de los «sin-religión» no se han liberado, propiamente hablando, de los comportamientos religiosos, de las teologías y mitologías. A veces les aturde una verdadera algarabía mágico-religiosa, pero degradada hasta la caricatu­ra, y por esta razón difícilmente reconocible. El proceso de desacralización de la existencia humana ha desembocado más de una vez en formas híbridas de magia ínfima y de religiosi­dad simiesca. No pensamos en las innumerables «pequeñas religiones» que pululan en todas las ciudades modernas, en las iglesias, en las sectas y en las escuelas pseudoocultistas, neoespiritualistas y sedicentes herméticas, pues todos estos fenóme­nos pertenecen aún a la esfera de la religiosidad, aunque se trate casi siempre de aspectos aberrantes de pseudomorfosis. Tampoco hacemos alusión a los diversos movimientos políti­cos y profetismos sociales, cuya estructura mitológica-y fana­tismo religioso son fácilmente discernibles. Bastará, para po­ner sólo un ejemplo, recordar la estructura mitológica del co­munismo y su sentido escatológico. Marx recoge y continúa uno de los grandes mitos escatológicos del mundo asianomediterráneo, a saber: el del papel redentor del justo (el «elegi­do», el «ungido», el «inocente», el «mensajero»; en nuestros días, el proletariado), cuyos sufrimientos son llamados a cam­biar el estatuto ontológico del mundo. En efecto, la sociedad sin clases de Marx y la desaparición subsiguiente de las tensio­nes históricas encuentran su más exacto precedente en el mito de la Edad de Oro que, según múltiples tradiciones, caracteri­za el comienzo y el fin de la historia. Marx ha enriquecido este mito venerable con toda una ideología mesiánica judeo-cristiana: por una parte, el papel profético y la función soteriológica que asigna al proletariado; por otra, la lucha final entre el bien y el mal, que puede parangonarse sin dificultad con el conflicto apocalíptico entre Cristo y el anticristo, seguida de la victoria decisiva del primero. Es incluso significativo que Marx vuelva a echar mano, por su cuenta y riesgo, de la espe­ranza escatológica judeo-cristiana de un fin absoluto de la his­toria; en esto se separa de los demás filósofos historicistas (por ejemplo Croce y Ortega y Gasset), para quienes las tensio­nes de la historia son consustanciales a la condición humana y nunca pueden ser abolidas por completo.
Pero no es sólo en las «pequeñas religiones» o en las místi­cas políticas donde se encuentran comportamientos religiosos camuflados o degenerados: se los reconoce incluso en los mo­vimientos que se proclaman francamente laicos, incluso anti­religiosos. Así, en el desnudismo o en los movimientos en pro de la libertad sexual absoluta, ideologías donde se pueden en­trever las huellas de la «nostalgia del paraíso», el deseo de reintegrarse al estado edénico anterior a la caída, cuando no existía el pecado y no se daba una ruptura entre la bienaventu­ranza carnal y la conciencia.
M. Eliade,
Lo sagrado y lo profano, 172-174.